En el emblemático Palacio de los Córdova, en la histórica Granada, Coral y Benjamín celebraron una boda que parecía salida de un sueño. La jornada estuvo marcada por una complicidad y ternura que se reflejaban en cada gesto y mirada, convirtiendo cada fotograma en un testimonio de su amor eterno.
Desde la emoción palpable del novio al ver a Coral caminar hacia el altar hasta el baile meticulosamente preparado que desbordaba romanticismo, cada momento capturado cuenta una historia de profundo amor y conexión. La esencia de su vínculo inquebrantable, inmortalizada en esta película, resuena con la misma pasión que llenó los antiguos muros del palacio. Ahora, su amor queda eternamente grabado en el corazón de Granada.